Pasos de sanación de un gemelo solitario

“! Gracias a la vida que – a pesar de todo – siempre nos ha empujado a seguir adelante!”
Este artículo describe las diferentes etapas que suceden en el proceso interno de un gemelo solitario cuando emprende su camino de sanación. Es un resumen de lo que he podido observar a lo largo de los años tanto en mi propia vida como en el proceso terapéutico con mis pacientes. Esto no significa que para todo gemelo solitario tenga que ser así. No obstante creo que puede servir como hoja de ruta, dando orientación a las personas afectadas, en un camino que requiere su tiempo.
1. El primer paso es el descubrimiento de que uno es gemelo, y de lo significativo que eso es para su vida. La gran mayoría de los gemelos solitarios no sabe que lo es. Se sienten diferentes y no entienden el porqué. Muchos sentimientos, vivencias y hábitos parecen incongruentes, fuera del contexto, como por ejemplo comprar todo en pares, o el deseo de querer morir. Entonces el descubrimiento de ser gemelo marca un antes y un después en la vida de muchos gemelos solitarios. Uno empieza a darse cuenta de la importancia de este hecho para su propia vida. Con su gemelo tuvo la primera relación de su vida, incluso antes que con su madre. Haber vivido en unión con un gemelo y posteriormente haber sufrido su pérdida, marca de forma decisiva el “guión de vida” de una persona. Viejos y constantes sentimientos de añoranza, soledad, tristeza, culpa y de que algo (alguien) falta tienen su origen aquí. De golpe lo que antes eran piezas inconexas en uno mismo cobran sentido, y se abre una nueva manera de entender la propia realidad.
2. De la sospecha a la certeza es el segundo paso. A menudo la persona duda durante un tiempo, si realmente es un gemelo o no, y si esto tiene que ver con sus dificultades en la vida. Aunque le explica muchas cosas, le suena demasiado extraño a la vez. La ignorancia general respecto al tema del gemelo evanescente no ayuda, todavía hace falta concienciar a la sociedad. A menudo no hay pruebas definitivas, como la muestra de una temprana ecografía que lo hubiese confirmado. Pero cuanto más tiempo investiga, más descubre. Solo uno mismo conoce la verdad sobre su propia historia, que sigue guardada en su memoria celular. Indicios como los propios patrones, sentimientos, recuerdos, sensaciones corporales, sueños, dibujos, cuentos y poemas, alguna información sobre su embarazo y parto, etc. le convencen en su conjunto cada vez más, hasta el punto que acepta la realidad y ya no la pone en duda.
3. El siguiente paso es establecer una relación con su gemelo. Es un darse cuenta de que hay alguien muy cercano y querido, añorado durante mucho tiempo, y que es posible relacionarse con él, sintiéndole y hablándole. Es importante darle un nombre. Hasta tener un peluche en la cama que represente al gemelo puede ser de ayuda. De esta manera uno entra en contacto con su “alma gemela” que hasta entonces buscaba en el mundo exterior. Para muchos gemelos solitarios, esta relación la viven al comienzo con ambigüedad, entre el anhelo y el amor y el miedo y el dolor. En ello se reflejan sus dos recuerdos más profundos y antiguos: la unión íntima y la pérdida desoladora. Una vez que supera el miedo y, atravesando su viejo recuerdo del dolor de la separación de entonces, se entrega al encuentro amoroso con su gemelo, por primera vez se llena el vacío que ha sentido durante toda su vida en su alma. Uno se siente completo. La búsqueda tiene por fin un fin. En consecuencia uno fortalece la relación con su gemelo en el tiempo, hasta que esta experiencia de bienestar en el contacto con él se mantiene estable. Esta sensación en el alma de unión y amor se mantiene para siempre.
4. Este reconocimiento de su gemelo le ayuda a distinguir entre sus propios sentimientos y los de él. Sentimientos como ser invisible, no tener lugar, ser ignorado, querer desparecer, (debería) estar muerto, etc. tienen que ver con la experiencia de su gemelo y no con él. Empieza a deshacer el desbarajuste de su mundo emocional y entenderse mejor. También uno se da cuenta de que ahora le toca revisar ciertas creencias sobre si mismo y sobre la vida que se formaron en aquel momento temprano. Para dar un ejemplo: de un “soy el culpable, no he hecho lo suficiente para retenerle” uno llega a “soy inocente, porque no estaba en mis manos, fui muy pequeño”. A esta nueva comprensión contribuye también llegar a la experiencia de que el hermano muerto normalmente no tiene ningún reproche sino que siente amor hacia su gemelo vivo.
5. El siguiente paso es unificar la vida exterior y la vida interior. Muchos gemelos solitarios han vivido su vida ausentándose de cierta manera – por ejemplo a través de una adicción al trabajo, una búsqueda espiritual, cambios permanentes del hogar o del empleo, una huida de relaciones cercanas, o una depresión – buscando inconscientemente a su gemelo perdido. Uno ha sentido en el fondo de su alma que estar con su gemelo significa alejarse del mundo y viceversa. Ahora aprende que su gemelo le acompaña por todas partes, y que estar con otros no significa en absoluto traicionarle. Ya no tiene que decidirse entre sus amores.
6. En algún momento uno se da cuenta que uno se siente bien, y que su gemelo también lo está, pero que hay un pequeño ser todavía no nacido en uno mismo, que sufrió la muerte de su gemelo, lo que le dejó a menudo en estado de choque, soledad y una tristeza abrumadora. Entonces es importante que comienza a cuidar, consolar y amar este pequeño yo en su interior, hasta que se encuentra bien. Un buen complemento puede ser un tratamiento adicional con un método de sanación de traumas sufridos – en la psicología se habla del estrés postraumático -, como por ejemplo EMDR, para modificar los recuerdos grabados, disolver los bloqueos emocionales y energéticos en el cuerpo y recuperar la energía retenida.
7. Finalmente descubre que en la relación con su gemelo hay un aspecto vivo y otro muerto y empieza a distinguirlos. Respecto al aspecto vivo quiero explicarme: Cuando yo tenga 80 años, mis padres seguirán “vivos” dentro de mí aunque hayan muerto hace décadas. En este sentido siempre hay una relación viva de uno con su gemelo. Pero también tiene en si mismo la memoria grabada de convivir durante un tiempo con el cuerpo muerto de su gemelo, hasta que este desapareció, reabsorbido por el organismo de su madre, o hasta que llegó el momento del parto. Casi nunca hubo un funeral o queda una tumba. Es de gran ayuda de despedirse del cuerpo muerto de su gemelo con la ayuda de un ritual o de un entierro simbólico. De esta forma concluye su proceso de duelo por el hecho de que el otro no esta aquí en la vida, mientras uno se queda con su gemelo en su corazón. Es un profundo acto de aceptación y de amor. A la vez se separan los caminos, lo que le ayuda a quedarse con su propia vida y sus propios sentimientos, anclándose todavía más en la vida misma.
Un gemelo es gemelo durante toda su vida, y mantendrá algunas percepciones y actitudes propias de esta vivencia tan determinante. Al saberlo uno se entiende mejor y es capaz de discriminar que pieza del puzzle pertenece a que lugar. En este destino particular uno no solo sufre las consecuencias, sino también llega al punto de descubrir la riqueza de ser gemelo. En su camino de sanación uno llega a sentirse más entero y libre para vivir su propia vida, y vivirlo lo más feliz posible.
© Peter Bourquin
Barcelona, agosto 2008
www.gemelosolitario.net